jueves, 31 de julio de 2014

Tratado de la verdad



No puedo decirte que cada mañana al despertar, la primera idea o pensamiento que nada en la superficie se trata de ti. Sería mentira; me despierto tarde. Y además, ¿cómo vas a creerme? No hay razones. Cómo explicarte que en cada alegría me decepciona no poder contarte.

No puedo decirte porque no vas a creerme, y aunque lo hicieras, aunque me creyeras, nada cambiará. No me aguarda un premio al final de tanto llanto y todos estos años reflejarán mi ingenuidad. Mis secretos son ceniza en el viento: Los muertos y los desinteresados actúan igual ante las palabras sinceras.